El presupuesto inicial para la secretaría de Movilidad en 2025 fue aprobado en $280.254 millones, un incremento significativo del 55% en comparación con 2024. Aquí se incluye no solo la recuperación vial, semaforización inteligente y señalización sino algo que no se ve en las calles por estar detrás de las multas y es el “mejoramiento de los comportamientos en seguridad vial”.
Nada que ver con la política, aunque la mayoría de actos humanos se referencie con la toma de “decisiones y hechos que afectan la distribución del poder y los recursos en una sociedad” o en otras, “el arte de gobernar y organizar la convivencia humana”.
Tampoco tiene que ver con el paradigma de que es a la derecha que funcionan las cosas, a pesar de que por seguridad y orden se debe transitar por la derecha así se maneje desde el lado izquierdo.
Y es aquí donde el titular nos lleva a pensar si es que estamos en un mundo que no solo quiere virar sino que quiere llevar la contraria.
Por aquello de ser libres o pretender que esa es la condición de gobernanza, los vehículos y, especialmente, las motos quieren circular en contravía, por el carril del exclusivo servicio público, los andenes, las zonas peatonales y hasta los parques o las plazoletas. Se les topa hasta detrás de un poste.
Y eso da ganas de cogerlos y enviarlos a pagar servicio social o a prisión, pero no a golpes como han optado unas cuadrillas de guardas de tránsito que se hacen acompañar hasta por la policía que se requiere para otros menesteres más urgentes en la ciudad.
Es decir, estamos como al revés. Los infractores sin educación y los educando cazando, a como dé lugar, gente que pague multas. Ninguno de los dos dando muestras de ser esos genios del civismo y las buenas prácticas.
Entre tanto, la movilidad, además de los huecos, semáforos locos y los trancones, tiene la variedad de la persecución a manotazos de la cuadrilla tratando de tumbar al motociclista y el otro a puñetazos defendiéndose de la multa. Como quien dice, hoy estamos en una ciudad sin una política que vire hacia la armonía ciudadana.
