EL PRIMER PASO NO TE LLEVA ADONDE QUIERES IR, PERO TE SACA DE DONDE ESTÁS.

Mientras los miembros del Comité del Paro Cívico y el alcalde propuesto por ellos y elegido por voto popular, Víctor Hugo Vidal Piedrahita, caminan con algunos escoltas por la ciudad donde crecieron con las mismas necesidades que hoy se tienen en Buenaventura, piensan en extender la vocería que poco a poco ya no les pertenece.

Y en ese caminar han estado siempre presentes en las decisiones motivando inversiones en estudios y algunos desarrollos que ellos mismos atizaban en contra del gobierno local, regional y nacional. Ah, y algunos inventados como turbocompresores o turbomezcladores o como turbomezclas en el río o turbocoaguladores, tanques elevados y demás cuentos para presuntamente mejorar el servicio de agua potable.

Pero es como llegar a un nivel de poder y olvidarse que en la ciudad escasean la prestación de los servicios públicos esenciales y convertirse en partícipe de las pocas soluciones o en operadores o gestores de programas de organizaciones no gubernamentales o de cooperación.

Pasar de “todo molesta y se convoca un paro” a complacer a los amigos en el gobierno, meterse al interior para beneficio propio y luego volverse a sentar con los antiguos del gobierno a seguir creciendo mutuamente. Mientras los concluydamos “a lo lejos los ven”.

Quieren más poder y se listan para saltar a otras corporaciones. Quieren más tiempo para borrar los errores, se siguen moviendo para acomodarse con los que vienen. En todo caso la lucha por el poder del pueblo no se rinde, porque ya no es su bandera. Creo que ya ni lo pueden gritar.

De ellos quedan descalabros como los tanques de Loma Alta que aún construidos siguen sin ofrecer agua, ni siquiera se llenan al 100.

La recuperación de unos kilómetros de la vía principal, los estudios de 500 millones para la tubería de 27 pulgadas que no despega: otros 500 para la nueva visión de Buenaventura que nadie conoce, que guarda el silencio del retiro (a tiempo) de la Fundación Univalle y que, según, es el documento estrella con el que Francia Márquez iba a consolidar el desarrollo del Pacífico, encomendada por el presidente Petro. Aquí puede leerse “ni chicha ni limoná”.

Y pues claro de la renovación del estadio Marino Klinger que ahora en época electoral lo desempolvan, al tiempo que anuncian que quieren una empresa pública para el servicio de acueducto, alcantarillado y aseo.

Es decir, controlar políticamente y a su gusto una empresa del Estado. Votarán por desafectar la tierra por la que peleó un líder al que hicieron héroe y así seguir, seguir, seguir…

Autor