EL PRIMER PASO NO TE LLEVA ADONDE QUIERES IR, PERO TE SACA DE DONDE ESTÁS.

Calidad eléctrica ha desmejorado

Desde hace tres años, 300 mil colombianos anualmente salen de la pobreza energética según el Índice Multidimensional de Pobreza Energética, IMPE, una herramienta creada por Promigas para medir las necesidades en materia de gas o electricidad.

Una cifra pertinente, pero no suficiente si se tiene en cuenta que al 2030 se debe pasar de 8,7 millones que había en 2022 a 5,1 millones.

“Desde que empezamos nuestra medición, en el 2023, hemos logrado una reducción de 1,5 p.p. (de 16,9% de pobres energéticos en el 2022 a 15,4% en el 2024), lo que sugiere una velocidad de reducción constante. Pero se necesita avanzar con mucha más celeridad”, dijo Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas, al presentar la tercera entrega de resultados del IMPE.

Para lograr que de aquí a 2030 la pobreza energética del país se reduzca de 15,4% a 9,5%, lo que equivaldría a que 2,9 millones de personas salieran de esa condición, el directivo expresó que es necesario desarrollar cuatro estrategias sin cortes y de manera decidida:

  • Recuperar la calidad del servicio eléctrico, especialmente en la Costa Caribe.
  • Acelerar la sustitución de la leña, que aún afecta a millones de hogares rurales.
  • Impulsar la dotación y digitalización de los hogares mediante financiación no bancaria para electrodomésticos esenciales.
  • Garantizar energía eléctrica para todos los colegios, incluso mediante soluciones solares en zonas aisladas.

Córdoba (45%), Chocó (52,8%), La Guajira (63,1%) y Vaupés (86,5%) son las regiones donde las cifras siguen siendo críticas, mientras que en Bogotá (1,4%), Quindío (2,9%), Valle del Cauca (3,5%) y Risaralda (4,6%) se presentan bajos niveles de privación energética.

“El IMPE es más que una métrica: es una hoja de ruta para transformar vidas y cerrar brechas históricas; es una carta de navegación para los gobernantes, que les permite identificar rutas posibles para reducir la pobreza energética, balanceando eficiencia y equidad”, agregó el presidente de Promigas.

El porcentaje de privaciones que acumulan los pobres energéticos —la intensidad— se ha mantenido estable en torno al 46,7%, lo que indica que quienes permanecen en esta situación siguen enfrentando privaciones profundas y persistentes.

Si se observa la descomposición por indicadores, cuatro de los quince componentes explican más del 50% de la pobreza energética: la calidad de la energía eléctrica (17%), el uso de energéticos adecuados para cocinar (16%), la tenencia de computador o tablet (13%) y el acceso a internet en el hogar (10%).

El concepto de pobreza energética se aplica a los hogares que no tienen acceso a fuentes de energía modernas como el gas o la electricidad, o a su incapacidad de asumir su pago, lo que afecta sus condiciones de vida. En Colombia se requiere pasar de 8,1 millones de pobres energéticos en 2024 a 5,1 millones en 2030.

La privación en calidad de la energía no solo persiste, sino que es mayor que en 2002. Además, en el último año aumentó la privación en el uso de energéticos adecuados para cocinar.

La reducción de la pobreza energética se ha logrado principalmente a través de mejoras en los siguientes indicadores: acceso a electrodomésticos, Internet, computador y smartphone.

Entre 2022 y 2024:

  • La pobreza multidimensional pasó de 12,9% a 11,5% (-590 mil personas).
  • La pobreza monetaria pasó de 36,6% a 31,8% (-2 millones de personas).

Así está Buenaventura en la medición a municipios sobre pobreza energética, 2023.

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