Poco a poco se va consumiendo el tiempo y la mitad del desempeño de los 1.102 alcaldes de Colombia elegidos para el periodo 2024-2027. Y aunque es prematuro, al llevar el 50% del tiempo gobernado, establecer si han sido un acierto o no para sus territorios, se debe entender que los diálogos para lograr la paz en las localidades se convirtieron en un “tiro al aire” por la falta de soporte jurídico y económico para subsidiar a quienes se declararon actores de la guerra.
En esa dinámica, Buenaventura, así como Cali, Tuluá y otros cientos de municipios en el país sobreviven con sus pocas herramientas, pero logran que los picos violentos sean más largos. No obstante, en el principal puerto sobre el Pacífico colombiano la cultura —que no es lo mismo que la idiosincrasia— no refleja el valor que le debería impregnar la alcaldesa Ligia del Carmen Córdoba, toda vez que fue directora de Cultura por seis años (2004-2010).
Y se nota más en el 2025, donde tanto el XXXV Festival Folclórico como el XXIV Encuentro de Cantadores de Río, llamados a ser el fuerte de la identidad cultural y comunitaria de Buenaventura —a su vez los eventos de mayor atractivo que reemplazarían el Petronio Álvarez, que se llevaron para Cali—, pasaron “sin ton ni son” y parecieran naufragar sin promoción, divulgación, a falta de creatividad y recursos. Programación a retazos, invitados sin atractivo. Mucha bulla y pocas nueces.
A la fecha solo se escucha un balance político, pero no una verdadera rendición de cuentas para los más de $2.400 millones que estiman costó la realización de los dos festivales. Fechas que no atraen al turista regional, nacional o internacional, y su “hacer por hacer” demuestra más que son una tarima con alguna fritanga que el origen de lo que en Cali se establece como una verdadera conexión con los saberes y sabores del Pacífico.
Quedan dos años para meterle caña y sacar avante estas vitrinas que sí fortalecen la cultura del territorio y enorgullecen por la sapiencia ancestral nativa, que deambula por las calles de esta Buenaventura relegada por los mismos funcionarios que hasta esconden la cara al momento de cerrar un evento a medias, como el pasado Encuentro de Cantores del Río, en el que el público prácticamente fue sacado a la bendita lluvia que no falta.
La cultura de Buenaventura y, a través de su territorio, como capital natural del Pacífico, merece mejor suerte a la que la llevan las medias aguas.
